El líder de la oposición venezolana dice que fue obligado a reconocer a Maduro
Edmundo González dijo que el gobierno venezolano le hizo firmar un documento reconociendo al presidente Nicolás Maduro como ganador de las elecciones antes de que pudiera irse a refugiar a España.
El líder de la oposición venezolana, Edmundo González, dijo el miércoles en un video desde el exilio que el gobierno autocrático del país lo había obligado a firmar una carta reconociendo al presidente Nicolás Maduro como ganador de las elecciones controversiales de julio.
González dijo que firmó el documento justo antes de partir a España este mes y que altos funcionarios venezolanos le dijeron que su firma era necesaria si quería salir del país.
Aunque la carta no tiene peso legal fuera de Venezuela, se considera parte de un esfuerzo del gobierno de Maduro por presentar a González como un líder débil dispuesto a abandonar su país y sus principios para salvarse. El gobierno ha utilizado relatos similares para agraviar a otros líderes de la oposición, entre ellos Leopoldo López, ahora en España, y Juan Guaidó, ahora en Estados Unidos, llamándolos cobardes por marcharse.
Analistas y activistas de la oposición indican que la táctica forma parte de una tendencia más generalizada en Venezuela, en la que el gobierno obliga a los integrantes de la oposición a hacer declaraciones que los incriminan o debilitan su movimiento. En los últimos meses, las autoridades han detenido a activistas menos conocidos que luego han aparecido realizando confesiones en videos que el gobierno circula, en las que a menudo dicen haber conspirado contra Maduro.
El miércoles por la mañana, un medio de comunicación venezolano informó que, durante su estancia en Venezuela, González había firmado un documento en el que reconocía una sentencia del Tribunal Supremo del mes pasado que confirmaba la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio.
Horas después, en un video desde España, González dijo que el documento “está viciado de nulidad absoluta” y que lo había firmado bajo coacción. Describió “horas muy tensas de coacción, chantaje y presiones” que lo llevaron a firmar el documento.
Describió que se escondió en la residencia diplomática de España en Caracas, la capital venezolana, a principios de este mes cuando dos figuras clave del gobierno de Maduro, Jorge y Delcy Rodríguez, entraron y le exigieron que firmara el documento. “O firmaba o me atenía a las consecuencias”, dijo González. Jorge Rodríguez es el presidente de la Asamblea Nacional y Delcy Rodríguez, su hermana, es la vicepresidenta del país.
Al mismo tiempo, Rodríguez ofreció una rueda de prensa en la que presentó el documento firmado por González y dijo que publicaría el audio de su reunión en Caracas, cosa que no ha hecho.
Maduro y González se enfrentaron en las elecciones presidenciales. El Consejo Nacional Electoral declaró vencedor a Maduro, pero no publicó el recuento de votos, lo que provocó denuncias generalizadas de fraude. Los escrutinios publicados por la oposición indicaban que González había obtenido casi el 70 por ciento de los votos.
A principios de este mes, el fiscal general de Maduro emitió una orden de captura contra González, acusándolo de conspiración y otros delitos. González ha estado escondido, primero en la residencia diplomática neerlandesa en Caracas y después en la española.
En el video, González describió su decisión de salir del país, diciendo que había llegado a la conclusión de que sería “más útil” a Venezuela siendo libre, en el exilio, que escondido en Venezuela.
Esta semana, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas emitió un informe en el que acusaba al gobierno de graves violaciones de los derechos humanos antes y después de las elecciones, incluidas detenciones ilegales y torturas en centros de detención. La Corte Penal Internacional también está investigando a Maduro por crímenes contra la humanidad.
Estados Unidos mantuvo el año pasado un diálogo con el gobierno de Maduro para que celebrara elecciones competitivas y reconociera el resultado.
Con información de www.nytimes.com