Todos lamentan la muerte de Bere y Miguel en el Ceremonia, pero nadie asume responsabilidades
Morena y el PAN convierten el accidente que mató a dos fotógrafos en el festival de música en una guerra política mientras los organizadores del evento apenas hablan y las dudas crecen por la falta de información.
Casi daban las dos de la madrugada del sábado al domingo y en el festival Ceremonia los últimos asistentes todavía bailaban sin saber que, nueve horas antes, dos personas habían muerto a unos metros de ellos. Berenice Giles Rivera, de 28 años, y Miguel Ángel Rojas Hernández, de 26, dos jóvenes fotógrafos del medio independiente Mr. Indie, fallecieron aplastados bajo el derrumbe de una estructura metálica en el parque Bicentenario de Ciudad de México sobre las 17.00. Los organizadores del evento, sin embargo, no cancelaron los conciertos previstos para el sábado (sí el domingo), en ningún momento informaron al público de las víctimas mortales y entorpecieron el trabajo de los periodistas que trataron de documentarlo —algunos de ellos fueron incluso expulsados del recinto por la policía. Casi tres días después, la información oficial difundida al respecto es mínima. Los responsables políticos y los gestores del Ceremonia lamentan la muerte de los jóvenes en mensajes que parecen escritos por la misma mano, pero nadie asume la culpa.
La estructura que mató a los dos fotógrafos era un elemento decorativo que estaba siendo movilizado por una grúa. Giles Rivera y Rojas Hernández recibieron “atención prehospitalaria” en el lugar de los hechos. Salieron vivos del parque Bicentenario, pero fallecieron poco después de ingresar en el hospital General Dr. Rubén Leñero, a cuatro kilómetros del festival, un trayecto de en torno a diez minutos en coche, dependiendo del tráfico. Toda esa información la aportó Protección Civil en el primer informe oficial del accidente. La dependencia aprovechó también la oportunidad de ser la primera en relatar la tragedia para sacudirse las culpas. “Estos lamentables hechos fueron el resultado de una deficiente supervisión de medidas preventivas por parte de los organizadores y las áreas operativas de la alcaldía Miguel Hidalgo”, cerraba el comunicado.
Era un mensaje claro. Protección Civil (PC) responde al Gobierno de la ciudad, dirigido por la alcaldesa Clara Brugada, de Morena. La alcaldía Miguel Hidalgo está gobernada por Mauricio Tabe, del PAN, partido opositor. Brugada aprovechaba la tragedia para tirarle un revés a uno de sus rivales políticos. Tabe recogió el guante rápidamente y contraatacó. Este lunes, en una conferencia de prensa, puso los puntos sobre las íes. “La responsabilidad es de los organizadores que violaron el programa de Protección Civil”, repitió de todas las maneras que se le ocurrió. Tabe asegura que el viernes, el día anterior al accidente, responsables de la alcaldía, del Gobierno de la capital y PC supervisaron el festival y todo estaba en orden.
Según Tabe, el Ceremonia incluyó la estructura que se derrumbó sobre los fotógrafos después de la revisión de PC y no avisó a la dependencia: “Los organizadores ocultaron información, engañaron al Gobierno de la ciudad y también a la alcaldía”. El alcalde de la Miguel Hidalgo añadió: “Rechazamos categóricamente la insinuación que se hace en el boletín del Gobierno de la ciudad a través de la Secretaría de Protección Civil en donde declaran que la posible responsabilidad deriva de faltas al proceso de verificación por parte de la alcaldía”.
Brugada ha evitado entrar al cuerpo a cuerpo. Las únicas declaraciones que ha hecho al respecto este lunes han sido para volver a lamentar la muerte de Giles Rivera y Rojas Hernández, prometer que no se repetirá y apuntar con sutileza que “existen responsabilidades directas e ineludibles” y serán depuradas por la Fiscalía capitalina, organismo dirigido por Bertha María Alcalde, hermana de la presidenta del partido de Brugada, Luisa María Alcalde. La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, también de Morena, ha aprovechado su conferencia diaria de prensa para reforzar la tesis iniciada por PC: “Una parte le toca a la alcaldía Miguel Hidalgo, que es quien da las autorizaciones, y aunque sea una concesión federal quien da las autorizaciones de un evento son las alcaldías, hay que ver ahí qué pasó”.
Tres políticos que de una manera u otra podrían tener parte de responsabilidad en el accidente —Sheinbaum porque la concesión para el uso del parque, como ha reconocido ella misma, es federal; Brugada como alcaldesa de la ciudad; Tabe como titular de la alcaldía— y tres relatos que apuntan al contrario sin asumir la mínima responsabilidad. La nueva información del caso ha estado limitada durante el lunes a la guerra política entre ellos. No ha habido nuevas revelaciones ni se conocen las acciones que están tomando los organizadores, que al cierre de este artículo, no han respondido a las preguntas que ha enviado este diario. Mientras tanto, durante la tarde, las familias de los dos fotógrafos velaban a ambos muertos en diferentes capillas.
El Ceremonia ha compartido en un mensaje su “más profundo pesar”, ha asegurado que ha estado cerca de las familias “brindándoles todo el apoyo y acompañamiento que hemos podido ofrecer”, que ha trabajado con las autoridades y que el suceso les “entristece profundamente” y conducirá a “revistar y fortalecer” sus protocolos de seguridad. Más allá de ese escueto comunicado, nada. Las preguntas se acumulan junto a los llamados a boicotear las próximas ediciones del festival y los conciertos de Grupo ECO y Ocesa, los responsables del evento —aunque Ocesa se ha justificado argumentando que solo participaron en la promoción, no en la gestión. La denuncia que ha llegado a la Fiscalía, según ha dicho el padre de Giles Rivera, Raúl Giles, es por homicidio, pero no está claro contra quién.
Entre medias quedan las preguntas. A las 10.58 del sábado, nueve horas después del accidente, Brugada confirmó públicamente la muerte de los jóvenes en un mensaje en redes sociales. El festival continuó tres horas más. La Miguel Hidalgo se defendió planteando que el evento sí acabó antes de lo previsto y que la tardanza se dio por la dificultad de “desalojar un lugar con tantísimas personas”, pero durante todas las horas posteriores a la muerte de los jóvenes los asistentes aseguran que no se activó ningún protocolo, nadie les avisó del fallecimiento ni se organizó una evacuación ordenada. El público se fue poco a poco, cuando quiso, como en cualquier otro concierto. En los homenajes a los dos fotógrafos, en las redes sociales, en el gremio, estos días se repite una consigna: el espectáculo no debió continuar.
Con información de El País