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Amenazan más de 100 incendios a Galicia

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La situación, con todo, ha mejorado especialmente en las zonas urbanas del sur de Pontevedra, ya que la comunidad amaneció con 105 fuegos activos, una veintena prendidos a lo largo de la noche, y en unas horas se han logrado controlar 38

Más de 60 fuegos siguen con frentes activos en Galicia pese a la lluvia, el amaine de los vientos y la bajada de temperaturas. Según los datos aportados este lunes por la Xunta, solo la provincia de A Coruña está “relativamente tranquila” y “hay mucho trabajo pendiente”. Son un total de 15 los 67 focos que aún avanzan sin control y amenazan viviendas, seis en Pontevedra, cinco en Lugo y cuatro en Ourense.

La situación, con todo, ha mejorado especialmente en las zonas urbanas del sur de Pontevedra, ya que la comunidad amaneció con 105 fuegos activos, una veintena prendidos a lo largo de la noche, y en unas horas se han logrado controlar 38. Además de los cuatro ancianos fallecidos debido a la virulenta ola de incendios, el último de ellos un septuagenario de Vigo que sufrió una caída cuando participaba en las labores de extinción, ocho personas han sido atendidas en los hospitales gallegos por quemaduras y tres de ellas han sido ingresadas.

En el área metropolitana de Vigo, la más poblada de Galicia y que el domingo se vio sumida en un infierno, la amenaza a las casas ha remitido, según la Xunta, pero el combate de las llamas sigue siendo complicado en los montes de Pontevendra y en el interior de Lugo y Ourense, donde el viento aún sopla con fuerza. Especialmente difícil es la situación en la Ribeira Sacra, un paraje natural de gran valor ecológico y cultural.

La Xunta ha declarado tres días de luto por la catástrofe. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha comparecido este lunes tras una reunión extraordinaria de su gobierno para incidir en que la culpa de lo ocurrido es solo de los incendiarios y, antes de que se haya podido siquiera iniciar la investigación en el terreno, ha calificado incluso de "minoritarios" los focos provocados por "descuidos". "Hay intención de hacer daño", ha insistido Feijóo, intentando esquivar las críticas de sindicatos, ecologistas y oposición por la merma de los equipos de extinción y el recorte en medidas de prevención de incendios desde que el PP llegó a la Xunta en 2009.

El director general de Montes del Gobierno gallego, Tomás Fernández-Couto, también ha negado tajantemente que la falta de medios de extinción o la ausencia de medidas efectivas de prevención de incendios “tenga que ver” con la crítica situación que atraviesa la comunidad gallega. “Eso es desviar la atención”, ha esgrimido Fernández-Couto, quien ha atribuido el caos vivido el domingo a una “actividad incendiaria desaforada”.

“Es un ataque a Galicia y a los gallegos”, ha añadido el responsable de la Xunta. Sostiene que en el caso de la comunidad gallega no se cumple por sí sola la “maldición 30-30-30”, la combinación de temperatura, viento y humedad a la que se suelen atribuir las peores olas de incendios. En Galicia, la “maldición” es que en esas condiciones “la actividad incendiaria se dispara”, sostiene Fernández-Couto, que gestiona la lucha contra los incendios desde la época de Manuel Fraga.

El responsable de Montes ha descartado la existencia de una trama detrás de la multiplicación de focos. Fernández-Couto admite la “coincidencia” en el tiempo y en el espacio pero también reconoce que a lo largo de los años las investigaciones judiciales no han podido demostrar ninguna “planificación”.

Por contra, desde la asociación ecologista Adega replican a la Xunta que muchos de los incendios "comienzan en los despachos", en alusión a las políticas desarrolladas por la Administración autonómica en los últimos ocho años. La organización gallega denuncia la "nula prevención", el incremento de superficies cultivadas con especies pirófitas como el eucalipto, la disminución de las franjas de protección de los núcleos habitados y la "privatización encubierta" de las comunidades de montes.

Riesgo para las viviendas

Según el último balance oficial, hasta 15 puntos de Galicia se encontraban sobre las once de la mañana en situación dos, es decir, con riesgo real para núcleos poblados, tras añadir los fuegos de Friol, Monforte de Lemos y Pantón (Lugo) y desactivar la alerta en Negreira (A Coruña).

En la provincia de Lugo esta madrugada el fuego ha obligado a activar la situación dos: en la parroquia de Anxeriz, en Friol; la parroquia de Chavaga, en Monforte de Lemos; y la parroquia de Cangas, en Pantón. Lugo mantiene además en alerta por riesgo para la población los fuegos de Noceda y Donís, en Cervantes, en plena reserva de la biosfera de Os Ancares, donde los vecinos temen perder sus viviendas y dicen estar "rodeados" por las llamas mientras denuncian que faltan medios.

En Ourense viven la situación dos un incendio en San Cristovo de Cea, en Oseira, por proximidad a Pieles; otro en Baños de Molgas, en Betán, por cercanía a Nevoeiro; un tercero en Chandrexa de Queixa, en Chaveán, por proximidad a Vilamaior, en el municipio vecino de Castro Caldelas; el cuarto en Paderne de Allariz, en la parroquia de Cantoña; y el último en Lobios, en Araúxo.

En Pontevedra hay seis incendios en situación dos, con el de Ponteareas, que empezó en Padróns, como más importante tras extenderse a los municipios de Redondela, Soutomaior y Pazos de Borbén —donde está el riesgo en Nespereira—, con 1.500 hectáreas de superficie.

Los fuegos de Salvaterra de Miño, en Pesqueiras, cercano a Castelo; Gondomar, en Morgadáns, próximo a este mismo núcleo; As Neves, parroquia homónima, junto a Paredes; y Baiona, en Baíñas, cercano a esta población; también están en situación de riesgo real para la población. A estos se une el incendio de Nigrán, en Parada, donde se produjeron dos de las tres víctimas mortales, fallecidas cuando viajaban en una furgoneta que ha sido pasto de las llamas. Las victimas ya han sido identificadas. Se trata de Maximina Iglesia, de 88 años y Angelina Otero, de cerca de 80. La otra víctima mortal de la noche se registró en Carballeda de Avia (Ourense), aunque en este caso no existía el decreto de situación de riesgo para núcleos poblados. (Con información de El País)

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