El ficticio estado de la libertad
Incongruentemente las redes sociales viven en el ámbito de lo superficial. La tendencia es marcada, las cuentas se vuelven o una herramienta de venta, un diario de vida o un álbum existencialista para mostrar al mundo lo feliz que puede llegar a ser uno. Depende de la necesidad es el uso que le daremos a este tipo de aplicaciones
Todos sabemos de lo que no podemos hablar porque podríamos perder la vida. En México se juega con las palabras. El albur sigue siendo la manera de transmitir información escondida y ya hasta en la vida diaria se debe hacer con mayor ingenio. No hay manera de andar por la calle sintiéndose seguro cuando se habla de lo que todos sabemos que no debemos hablar. Es decir, que para tocar el tema públicamente debemos bajar la voz un poco y de preferencia no hacerlo en restaurantes, centros comerciales o lugares concurridos. Esto le comenté en el 2011 mientras hacía un documental de derechos humanos a Orlando Luis Pardo Lazo, bloguero cubano perseguido por narrar y rechazar públicamente en sus posteos el régimen de los hermanos Castro. Nuestra entrevista se daba bajo el contexto de la libertad de expresión y la realizábamos en pleno malecón de La Habana para no generar sospechas. Esa tarde coincidimos en que las redes sociales han ayudado a los movimientos en Medio Oriente a abrir muros y por ende esto llena de esperanza a una parte de la comunidad cubana, por lo menos a quienes han encontrado en internet la manera para desahogar sus ideas. Apuestan al poder de un twitter para organizarse socialmente, difundir y protegerse como ciudadanos de la persecución del gobierno. Los blogeros cubanos han ideado la manera dentro de un régimen que tiene limitaciones tecnológicas y censura para postear información actualizada y cuidarse entre ellos a través de mensajes de texto. Manejan cuentas en el extranjero las cuales son apoyadas por personas que se identifican con la causa rebelde. Se piensa que al momento de difundir un tema masivamente se abren las posibilidades de que el gobierno limite sus detenciones por la exposición mediática que puede tener el arresto. La suma de las limitaciones sólo ayudan a potencializar sus mensajes, con los que han logrado hacer enojar a un sistema que cada vez se siente mas torpe en el control de información que entra y sale de la isla. El manejo de contenidos a través de Usb´s es algo común. "El internet de los pobres " le llaman a ese recurso.
México pertenece a una no honrosa lista en donde contamos con los más altos niveles de asesinatos contra periodistas y desapariciones constantes de civiles. Incongruentemente las redes sociales viven en el ámbito de lo superficial. La tendencia es marcada, las cuentas se vuelven o una herramienta de venta, un diario de vida o álbum existencialista para mostrar al mundo lo feliz que puede llegar a ser uno. Depende de la necesidad es el uso que le daremos a este tipo de aplicaciones.
Las elecciones pasadas nos mostraron la poderosa capacidad que se tiene para divulgar un mensaje electoral y que quienes triunfan en ese mundo no necesariamente lo harán en la vida real. Creo que lo mismo sucede con las personas. Quien goza en la red no lo hace en el mundo de los vivos.
La apariencia de libertad que se nos brinda nos hace creer que vivimos en un país en donde podemos decir lo que queramos. Algo pasa en las sociedades que viven bajo este esquema de libertad ficticia ya que sus recursos tecnológicos y de comunicación los transforman en algo muy lejano a armas mediáticas.
En México pareciera que se encontró la fórmula perfecta para equilibrar la balanza en donde lo que se grita, se señala y se postea no se vuelva factor de cambio. La libertad es mas una experiencia de catarsis que un estado de garantía. Es como si el sistema nos otorgara un espacio, una plaza pública personal de la cual uno no debe salir ni transgredir.
Le comentaba a Orlando mi buen amigo Blogero cubano , que en Cuba podría estar haciendo el documental de libertad de expresión con el riesgo de ser detenido pero que en México intentarlo hacer sobre el narco, la corrupción, el feminicidio, los derechos humanos, la extorsión y en general de las cosas que sabemos todos que no se deben hablar no me podía llevar a prisión pero si a perder la vida. Digamos que los pasos se acortan entre la libertad y la tumba.
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