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Celebran Coras los Días Santos de la Judea en Nayarit

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La sierra alta de Nayarit concentra la mayor celebración de la Semana Santa entre los grupos indígenas del estado, principalmente la raza Cora, que fue la última en ser conquistada y para cuidar su origen asemejó sus costumbres a la religión católica
       
 
 
 
Una de estas tradiciones es la Judea o Sumu´uavika, que se realiza durante la Semana Santa, una fiesta pagana con tintes católicos.
 
Dentro de la celebración, los hombres se pintan o "borran" el cuerpo y forman un ejército que simboliza demonios para sitiar las comunidades durante tres días y llevar a cabo una serie de rituales relacionados con el bien, el mal y la fecundación de la tierra.
 
Para los coras "borrarse" es olvidar al humano y transformarse en un ser maligno. Cuenta la historia que durante la llegada de los españoles a evangelizar la zona, en el año 1767, la etnia cora, en resistencia hacia las costumbres extranjeras ideó su propia manera de festejar estos días sin olvidar sus raíces, dijo Sergio Sartiaguin Montes, director de Centro de Culturas Populares e Indígenas de Nayarit.
 
La Judea o Sumu´uavika, entre los pueblos indígenas coras, es una manifestación tradicional que se desarrolla en toda la región del gran Nayar, todos los pueblos indígenas y mestizos nayaritas tienen este festejo, aunque es más representativo entre los coras, que fue una de los últimas etnias conquistadas por los españoles.
  
   
La representación étnica de la Semana Santa es un complejo cultural que se desarrolla en la región del Gran Nayar, que incluye el sur de Sinaloa, el norte de Jalisco y todo el poniente de la sierra de Durango, Nayarit y Zacatecas; aunque cada pueblo tiene sus propias características.
 
Por ejemplo, en Jesús María, en la Cora Alta, se pintan el cuerpo y usan una máscara, en la sierra baja de Ruiz, Acaponeta, Rosa Morada, no utilizan máscaras, sólo se embarran con barro la cara y el cabello.
 
En Santa Teresa, usan un sombrero con cabello de papel, como si fuera una máscara, porque se trata de que no se vea la cara, o la personalidad, esta caracterización representa a los soldados malévolos de Herodes que andan buscando al niño Jesús.
Sartiaguin Montes relató que entre las prácticas de la Semana Santa en Jesús María, el miércoles por la noche se desarrolla una fiesta muy especial para fecundar la tierra, que es la Danza de la Tortuga, donde los niños y los jóvenes adquieren los conocimientos para el sexo.
 
En un gran círculo cuando la luna está en su cenit, cerca de las 10 de la noche, el capitán, acompañado de un pitero y un tamborilero que tocan la danza de la tortuga, empieza a bailar con movimientos eróticos, cuando él termina, los niños y jóvenes de la comunidad, van repitiendo los movimientos que les indicó "el capitán".
 
"Ya muy de madrugada, a los niños más chicos se los llevan al río y allá hacen unos hoyos en la tierra, llevan con ellos unas arpillas con olotes y los queman dentro", expuso.
 
La mañana del jueves, todos los hombres se reúnen en unas piedras que hay en Jesús María, se les da un olote a cada quien y lo muelen con una piedra, le echan agua, esa pasta que se hace es la que utilizan para pintarse o "borrarse" con ese color negro.
 
Aproximadamente a las siete de la mañana del jueves, contó el titular del Cecupi, los que se estaban "borrando" el cuerpo, se reúnen en la entrada principal del pueblo para tomarlo.
  
En la tarde, se reúnen "los borrados" en un lugar, para tomar los alimentos que llevan las mujeres, pero que les son aventados, porque "se supone que son demonios, y aquellos se pelean por la comida", mencionó Sartiaguin.
 
El viernes por la mañana, se vuelven a reunir en la playa del río San Pedro, se retocan la pintura ceremonial, pero ahora se agregan otros colores: blanco, ocre y amarillo, a través de esos colores se puede distinguir qué cargos militares tienen cada uno de ellos.
 
"Los iniciados" siguen pintados de negro, después del segundo año, ya se pueden agregar colores, pero también hay símbolos en el cuerpo que dicen cuántos años tienen dentro de la Judea.
 
Por la tarde, se reúnen en una de las calles del pueblo, para combatir al ejército del bien y del mal, hacen dos líneas y pelean con sus sables, se golpean, hasta que caen todos, escenificando que el bien destruye al mal, una vez que ocurre esto, se levantan y se van a la casa principal, en el barrio de San Miguel.
 
Aunque algunos se quedan por el pueblo haciendo desmanes vestidos de soldados, de apaches, todo eso ocurre en la noche.
 
El sábado por la mañana como a las ocho, se abre la gloria, se quema el judas, luego todos corren al río, se avientan al agua para lavarse la pintura ceremonial y empiezan a despersonalizarse de aquellos seres diabólicos.
 
Poco a poco, resurge el ser humano que está detrás, las máscaras se desbaratan, se tiran al río, los sables se quiebran y así paulatinamente, todos se empiezan a integrar a sus actividades, así concluye la Semana Santa Cora en Jesús María, dijo el titular de
Culturas Populares, quien ha participado como demonio en la ceremonia.
 
Es una obligación que todos los hombres de las comunidades participen en las judeas; en la cultura cora hay tres formas de hacer una carrera: una de ellas es la carrera militar, que es esta de la Judea.
 
La cultura cora es una de las culturas más fascinantes de México, tiene sus tres estructuras, su ejercito, su estructura tradicional, que está comandada por los principales, que es un grupo de ancianos que decide lo que se debe hacer.