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Chacala, Nayarit, podría perder certificación de playa limpia y millonaria inversión

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Podría perder tanto su Certificación de Playa Limpia como una fuerte inversión privada en la zona, de más de 20 millones de dólares, que busca el crecimiento turístico y la generación de empleos

Una serie de disputas legales amenazan el bienestar de la localidad de Chacala, en el municipio de Compostela, que podría perder tanto su Certificación de Playa Limpia como una fuerte inversión privada en la zona, de más de 20 millones de dólares, que busca el crecimiento turístico y la generación de empleos. 

Y es que dos polémicos personajes de la región han sido señalados del sabotaje al desarrollo turístico de la zona: la doctora Laura Dolly del Valle y Limes y su compadre Leobardo Muñoz Salazar.

Tanto Laura como Leobardo son conocidos en la zona por las actividades ilegales que han emprendido para su propio beneficio y en las que han implicado tanto a lugareños como a extranjeros y al propio gobierno federal. 

Se sabe que la doctora Laura llegó a Compostela en los años 90 y con engaños convenció a ejidatarios de la zona para que le prestaran un espacio en la localidad de Las Varas, donde ofrecer atención médica a los habitantes; con el paso de los años, cuando el espacio le fue requerido por los líderes ejidales, Laura se negó a devolverlo y no fue hasta luego de un juicio de 17 años, que finalmente abandonó el lugar.

Entonces se dirigió a la zona de Chacala, en el mismo municipio, donde su plan fue más ambicioso: apoderarse de los terrenos turísticos de la playa y construir sus propios negocios. 

Para ello convenció a comuneros de la localidad de Cumbres de Huicicila, en el mismo municipio, para que le prestaran un terreno donde pretendía construir una "casa de retiro", además de solicitar la colaboración de extranjeros estadounidenses que le donaron cantidades de dinero en dólares para becas y despensas que serían entregadas a familias de Chacala y Las Varas. 

Pero la doctora se aprovechó de la buena fe de los extranjeros y los estafó, utilizando los miles de dólares que recibió como donaciones para la construcción de su hotel, que lleva por nombre "Mar de Jade" y no la casa de retiro que había anunciado. 

Además, presionó al Fideicomiso de Bahía de Banderas, Nayarit (FIBBA) para que le cedieran un terreno frente al mar y poder ampliar su nuevo negocio, el hotel que, por si fuera poco, opera sin los debidos permisos de gobierno y es un foco de gran contaminación para la zona, pues vierte sus aguas negras directamente al mar. 

No conforme con esto, ahora Laura del Valle, en confabulación con su compadre Leobardo, pretende apoderarse de toda la zona de playa ubicada en Chacala, propiedad de una empresa que la adquirió de manera legal al FIBBA, por varios millones de pesos, desde el año de 1993, según se puede constatar en su escritura pública, firmada en la Notaria Pública número 13 nada menos que por el licenciado José Luis Béjar Fonseca. 

Pero Laura y Leobardo no se intimidan ante la ley, colocando Leobardo 7 palapas en el terreno propiedad de la empresa, además de baños públicos, justo a un costado del hotel "Mar de Jade", presionando a los dueños legales con amenazas para poder utilizar libremente los accesos al predio y utilizando incluso a los vendedores ambulantes para que invadan la propiedad privada y la utilicen en su propio beneficio. 

Es de señalar que ni el hotel ni los baños y ramadas montadas por Leobardo cuentan con los debido servicios públicos, por lo que los desechos que generan terminan vertidos directamente en el mar. 

Tanto SEMARNAT como PROFEPA y ZOFEMAT han constatado este foco de contaminación, donde la playa de Chacala presenta ya 167 por ciento de contaminación de heces fecales y de llegar a las 200 partículas amenaza con que Nayarit pierda la certificación de una de sus Playas Limpias. 

Con esta amenaza para el ecosistema local Laura del Valle podría recibir una sanción de las autoridades ambientales, que podrían ir desde perder la concesión, ir a la cárcel o la demolición del hotel, esto si la mujer no hace uso de sus mañas legales para, una vez más, salirse con la suya. 

Por su parte, Leobardo Muñoz Salazar, ya supera los 60 años de edad, es hijo de Alberto Muños y pescador de oficio, llegó a Chacala siendo niño, para quedarse a vivir en un terreno propiedad de FIBBA que posteriormente sería vendido a una empresa mercantil. 

Pero aunque Leobardo y su padre salieron en buenos términos de la zona, más tarde ignoraron los acuerdos legales y regresaron a la playa, donde colocaron sin autorización alguna las 7 palapas y los baños públicos. 

Y es que FIBBA llegó a un acuerdo con Leobardo y Alberto, entregándoles 650 mil pesos en efectivo a Alberto y un terreno a Leobardo para que fuera a vivir, según se puede constatar un acta firmada ante notario público. 

"Con esta indemnización me comprometo a retirarme y a la vez quitar toda estructura de ramadas que tenía en posesión y No volver a invadir dicho bien, y entregaron la superficie a sus legítimos dueños", se puede leer en los acuses de recibo fechados en 2008 y firmados por Alberto y Leobardo.

Y aunque este último compró ganado con la indemnización recibida, al quedarse sin dinero regresó a la playa, ignorando por completo el acuerdo legal que había firmado.

Ahora confabulado con Laura del Valle, Leobardo instaló palapas y baños, e incluso se dice que la mujer se comprometió con protegerlos y brindarles apoyo legal para evitar que fueran desalojados de la playa, llegando a ofrecerle ser su socio en el hotel, en una treta a todas luces ilegal y a cambio de apoyarla para quedarse con el terreno que la FIBBA ha vendido a la empresa privada. 

Tanto Laura como su compadre Leobardo están conscientes de la ilegalidad de sus acciones, que además de afectar su entorno ecológico y repercutir en la salud de los lugareños, impediría la millonaria inversión de alrededor de 20 millones de dólares que la iniciativa privada busca llevar a la zona, por lo que es urgente que la autoridad tome cartas en el asunto y no permita estas graves afectaciones consecuencia de los "berrinches" de dos personas. (Con información de El Sol  de Nayarit)