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Plataformas para entregar comida operan sin control y con riesgos en Jalisco

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El modelo de negocios que siguen estas empresas las libera de responsabilidades como multas o accidentes, además los repartidores no cuentan con prestaciones laborales

Alejandro Zúñiga trabaja desde hace casi dos años en una plataforma de pedidos y entrega de comida. Aunque considera que la ganancia es buena (labora hasta nueve horas diarias y percibe alrededor de tres mil pesos a la semana), preferiría cambiarse a un empleo en el que le den prestaciones de ley.

“Aquí es mucho arriesgarse, los carros y los camiones no nos respetan y sin seguro es más complicado”.

A pesar de que estas herramientas tienen un protocolo para dar de alta a sus motociclistas, una vez que estos forman parte de la empresa no se responsabilizan de lo que les ocurra.

Tras entrevistar a 10 repartidores, se constató que ven riesgos como sufrir un accidente en sus trayectos. Además, no cuentan con respaldo jurídico y no saben si al llegar al destino serán víctimas de fraude o robo.

En la Entidad no se cuenta con regulación para este tipo de servicio más allá de lo requerido en el Reglamento de la Ley de Movilidad y Transporte del Estado de Jalisco para conducir en moto, lo cual permite que las compañías tengan sus propias reglas y restricciones.

“Si te agarró un policía vial porque no traes chaleco o casco, o te multan por estacionarte en algún lugar prohibido, tú te haces responsable. Tampoco te dicen nada si traes a alguien en la moto contigo cuando estás repartiendo”, dijo otro chofer.

La Secretaría del Trabajo, a través de la Dirección de Comunicación Social, informó que, al no existir un contrato laboral o un documento que especifique que los repartidores son sus empleados (debido a que las compañías los llaman socios), no existe algo que puedan hacer para regular esta labor.

El secretario de Transporte, Diego Monraz, indicó que ya realizan mesas de trabajo con la finalidad de poner en orden su operación de la misma forma que se hizo con las plataformas de taxis ejecutivos.

—¿Qué empresas ofrecen este servicio?

—Uber Eats, DiDi Food, Sin Delantal y Rappi.

—¿Cuáles son los requisitos para registrarte como conductor?

—Varían según la plataforma. Por ejemplo, Uber Eats pide que el repartidor sea mayor de 18 años, identificación oficial con CURP y licencia y tarjeta de conducir vigentes. Sin embargo, Rappi sólo pide un registro a partir de su portal web y hacer un examen.

—¿Qué vehículos se pueden utilizar?

—Desde una bicicleta hasta un automóvil.

—¿Cuáles son las modalidades de cobro?

—Se realizan por medio de tarjeta de crédito o débito y en efectivo, al entregar el producto.

—¿Cuáles son los costos de ingreso a las plataformas?

—Los socios repartidores no deben pagar ninguna cuota al registrarse. Su ganancia es el costo del envío del producto a entregar, aunque hay aplicaciones en las que sólo les dan un porcentaje del mismo.

Las empresas interesadas en ofrecer sus productos deben pagar una cuota de inscripción. Después de eso, tienen que aportar un porcentaje de las ventas a la plataforma.

Suben ingresos de comercios con las plataformas de comida

De acuerdo con un sondeo realizado por este medio de comunicación, en la zona de Providencia y Chapalita, algunos negocios aumentaron sus ventas hasta en 70% al usar las plataformas para llevar comida a domicilio.

Por ejemplo, utilizar esta herramienta provocó que una taquería, ubicada en la zona financiera de avenida Américas, incrementara sus ingresos en 50 por ciento. “Tenemos alrededor de un año trabajando con la plataforma. No hemos tenido problemas porque parece que están muy bien organizados con la manera de hacer los pedidos”, dijo Magaly, trabajadora del establecimiento.

Por otra parte, Martín, encargado de un restaurante de platillos hawaianos, alzado en la colonia Providencia, comentó que las percepciones del sitio crecieron 70% con estas aplicaciones.

“El servicio, en general, es muy bueno. Creemos que gracias a ellas (las plataformas) hemos tenido un mayor alcance y más gente nos conoce. Es una buena opción para que los clientes, si no nos pueden visitar, tengan su comida”, dijo.

Sin embargo, Eduardo Guízar, dueño de un restaurante de costillas que se encuentra en Chapalita, resaltó que en ocasiones los repartidores tardaban hasta 40 minutos, lo que provocaba que las consumiciones llegaran a los clientes de forma inadecuada.

“En otras ocasiones los repartidores recogían el pedido y lo ponían como entregado, entonces al cliente ya no le llegaba la comida y esto hacía que nos bajaran calificación a nosotros. Esto desprestigia al lugar”, agregó.

Repartidores piden que no se les criminalice

Mientras esperan pedidos, los repartidores de plataformas para llevar comida a domicilio han optado por reunirse en distintos puntos aledaños a los corredores de restaurantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, como las zonas de Providencia, La Minerva o Chapultepec.

Si bien hay personas que consideran que esta práctica genera inseguridad, los motociclistas piden que no se les vea como delincuentes.

Carlos, quien labora con estas aplicaciones desde hace casi un año, aceptó que se juntan en estos espacios para estar más cerca de los negocios de alimentos y obtener traslados más rápido. Compartió que también lo hacen para descansar.

Sin embargo, el motociclista reconoció que hay colegas que no respetan el Reglamento de Movilidad o que llegan a los establecimientos y toman pedidos que no les corresponden, muchas veces para revenderlos.

“Hay de todo, pero nosotros no nos vamos a arriesgar a hacer algo mal si estamos registrados en la plataforma. Nos pueden dejar sin trabajo. Tienen nuestras placas y datos registrados. Algo que vean mal, y nos dan de baja. Eso sí, las mochilas que traemos, hemos visto que las revenden en internet y ahí sí no se sabe quién las pueda comprar o para qué. A nosotros en las oficinas nos las venden muy fácilmente, en esas no llevan un registro. Como se rompen fácil, nos dan otra”.

Prefiere repartir que un call center

Desde hace un año, Peter trabaja como repartidor de las plataformas para llevar comida a domicilio.

Nació en Guadalajara, pero desde los cinco años vivió en Estados Unidos. Hace cuatro años fue deportado y tuvo que quedarse a vivir en la Perla Tapatía de nueva cuenta.

En el extranjero, Peter era contador. Sin embargo, no pudo ejercer su carrera en México debido a que las leyes son distintas, por lo cual entró a laborar en un call center.

“Es cansado estar escuchando a la gente hablar todo el día sólo para quejarse. Es cansado estar todo el día ahí. Un compañero me habló de este trabajo y quise intentarlo porque a mí me gusta mucho manejar en motocicleta e ir de un lado a otro. Entregué los requisitos que me pidieron y me aceptaron fácilmente”, contó.

Peter trabaja de cinco a seis horas diarias y obtiene una ganancia de alrededor de tres mil 500 pesos a la semana. De las cosas que más le pesan es no contar con prestaciones.

Su familia se quedó en Estados Unidos y vive solo en la ciudad. Encontró amigos en este empleo. Durante su jornada se reúne con varios de sus compañeros a esperar pedidos e incluso se junta con ellos a la hora de la comida. “Es un momento en el que podemos distraernos del trabajo, tampoco podemos estar arriba de la moto todo el día”.

Vuelve “caza” de motociclistas

A mediados de febrero, la Policía Vial dio a conocer que a partir de este mes retomará la “caza” de motociclistas que no porten un chaleco reflejante con la matrícula del automotor en la parte posterior, tal como lo establece el Artículo 61 del Reglamento de la Ley de Movilidad y Transporte del Estado.

Así lo confirmó el coordinador del Gabinete de Seguridad, Macedonio Tamez Guajardo, quien aseguró que con esta estrategia se busca reducir los delitos cometidos a bordo de estos vehículos.

La medida se estableció durante la administración de Aristóteles Sandoval, aunque se retiró como objeto de multa en enero de 2016. Se aplicará sólo para quienes conduzcan unidades que estén por debajo de 250 centímetros cúbicos de cilindraje.

En su momento, marcar los chalecos reflejantes provocó una amplia polémica. Tanta, que la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) declaró que la medida era “discriminatoria” e “inconstitucional”. En ese sentido, Tamez Guajardo afirmó que la intención no pretende contraponerse a los derechos humanos, sino hacer valer el reglamento. (Con información de El Informador)